viernes, 29 de julio de 2011

Despedida amarga

Las despedidas no gustan. Las esquivamos cuando podemos pero... a veces debemos forzar despedidas dolorosas. El peor trago se lo lleva quien toma la iniciativa porque incluso recibe las incomprensiones de la otra parte. Siempre es buena decisión inclinarse por el "bien mayor".

martes, 26 de julio de 2011

La desconocida

Por enésima vez. Y ya aburre.
"La desconocida en aquel tren, camino de Lisboa, en el asiento contiguo, sin hablarte -luego me arrepentí. en Málaga, en un antro con luces del color del crepúsculo, y los dos muy fumados, y tú no me miraste. De nuevo en aquel bar de Malasaña, vestida de blanco, diosa de no sé qué vicio o qué virtud. En Sevilla, fascinado por tus ojos celestes y tu melena negra, apoyada en la barra de aquel sitio siniestro, mirando fijamente -estarías bebida- el fondo de tu copa. En Granada tus ojos eran grises y me pediste fuego, y ya no te vi más, y te estuve buscando. O a la entrada del cine, en no sé dónde, rodeada de gente que reía. Y otra vez en Madrid, muy de noche, cada cual esperando que pasase algún taxi sin dirigirte incluso ni una frase cortés, un inocente comentario... En Córdoba, camino del hotel, cuando me preguntaste por no sé qué lugar en yo no sé qué idioma, y vi que te alejabas, y maldije la vida. Innumerables veces, también, en la imaginación, donde caminas a veces junto a mí, sin saber qué decirnos. Y sí, de pronto en algún bar o llamando a mi puerta, confundida de piso, apareces fugaz y cada vez distinta, camino de tus mundos, donde yo no podré tener memoria".
Felipe Benítez Reyes

lunes, 25 de julio de 2011

Inolvidable

He tenido la dicha de participar en la VI Edición de Becas Europa, un programa dirigido a los mejores estudiantes de 2º de Bachillerato de España. Durante tres semanas hemos vuelto a la esencia de la universidad, disfrutando con el saber milenario de nuestra cultura, convirtiendo las conversaciones informales de los pasillos en auténticas ágoras. He coleccionado muchos momentos que guardo en mi retina vital. Experiencia que te devuelve omnibulado a la vida real, y que en ese primer aterrizaje resonaban con fuerza los versos de Santiago Castelo: "Hay que decirle al llanto que se pare; que detenga su pulso; que la tarde se ha cuajado de lágrimas y el viento por más que lo desee no puede en su tristeza enjugar tanta pena".