lunes, 29 de noviembre de 2010

Amistad

Ayer volví a atisbar la grandeza de la amistad, retazos afectivos que me recordaron la mejor descripción que jamás he leído de la amistad, nos la ofrece el húngaro Sándor Maray en su popular novela El último encuentro: "(...) éramos amigos, no compañeros, compinches, ni camaradas. Éramos amigos y no hay nada en el mundo que pueda compensar una amistad. Ni siquiera una pasión devoradora puede brindar tanta satisfacción como una amistad silenciosa y discreta, para los que tienen la suerte de haber sido tocados por esa fuerza".

martes, 23 de noviembre de 2010

Un gran libro

No dejó de sorprenderme, acabé anoche su lectura, la novela de Alessandro D'Avenia "Blanca como la nieve, roja como la sangre". Una novela amena, cercana, dirigida a un público adolescente pero donde trata los grandes temas de la humanidad de una forma original, alejada de caer en la superficialidad de los tópicos.
Me quedo con un párrafo: "los sueños verdaderos se construyen con obstáculos. Si no, no se transforman en proyectos, si no que se quedan en sueños. Ésta es justo la diferencia entre un sueño y un proyecto: los azotes (...). Los sueños ya existen, se van revelando poco a poco, tal vez de manera distinta de como lo habíamos soñado..."

Ladran, luego cabalgamos

Una buena forma de comprobar nuestro buen caminar resida en el número de sentimientos contrarios que despertamos. Me explico: no deja de ser curioso que la murmuración nazca ante el mar de la honradez, las celotipias ante la rectitud y la ira ante la quietud interior. Numerosas veces el buen hacer genera sentimientos antitéticos en los que nos rodean. Al menos paradigmático.

martes, 16 de noviembre de 2010

Vivir para siempre

La nueva película del director Gustavo Ron " Vivir para siempre" ofrece una visión positiva y cristiana ante el gran tema del dolor. La película está basada en el libro de la joven escritora, Sally Nicholls y trata sobre un niño de 11 años con leucemia que sabe que ya no se puede curar y de cómo busca vivir de manera especial sus últimos momentos.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Vivir, que no nacer

No lo pensó, le salió del alma. Me dejó boquiabierto y me arrojó en un intenso mutismo interior hasta que empecé a vislumbrar las entrañas de su afirmación: "No has vuelto a nacer, sino que has empezado a vivir..." Interesante.

martes, 2 de noviembre de 2010

Emprendedores

Lo estudiamos el otro día en el máster y creo que merece la pena que veáis el vídeo.
Totalmente emotivo, epidérmico, sensiblero... pero que puede arrancar de manera lícita una audacia que sin otro empuje caería en el olvido.

La verdadera riqueza

Me lo pasaron de un artículo publicado en "El País". “Solo poseemos aquello que no podemos perder en un naufragio” (Proverbio hindú) Cuenta una historia que un viajero había llegado a las afueras de una aldea y acampó bajo un árbol para pasar la noche. De pronto, llegó corriendo un joven que, entusiasmado, le gritó: “¡Dame la piedra preciosa!” El viajero lo miró desconcertado y le preguntó: “Lo siento, pero no sé de qué me hablas”. Más calmado, el aldeano se sentó a su vera. “Ayer por la noche una voz me habló en sueños”, le confesó. “Y me aseguró que si al anochecer venía a las afueras de la aldea, encontraría a un viajero que me daría una piedra preciosa que me haría rico para siempre”. El viajero rebuscó en su bolsa y extrajo una piedra del tamaño de un puño. “Probablemente se refería a ésta. Me pareció bonita y por eso la cogí. Tómala, ahora es tuya”, dijo, mientras se la entregaba al joven. ¡Era un diamante! El aldeano, eufórico, lo cogió y regresó a su casa dando saltos de alegría. Mientras el viajero dormía plácidamente bajo el cielo estrellado, el joven no podía pegar ojo. El miedo a que le robaran su tesoro le había quitado el sueño y pasó toda la noche en vela. Al amanecer, fue de nuevo corriendo en busca de aquel viajero. Nada más verlo, le devolvió el diamante. Y muy seriamente, le suplicó: “Por favor, enséñame a conseguir la riqueza que te permite desprenderte de este diamante con tanta facilidad”.