martes, 1 de febrero de 2011

Y YO ME IRÉ

A media tarde, la primera de febrero donde el frío seguía imperando en la sierra de Madrid, en la Iglesia daban toque de difuntos y me acordé del poema de J. R. Jiménez:
Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde árbol, y con su pozo blanco. Todas la tardes, el cielo será azul y plácido; y tocarán, como esta tarde están tocando, las campanas del campanario. Se morirán aquellos que me amaron; y el pueblo se hará nuevo cada año; y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado, mi espíritu errará, nostálgico… Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol verde, sin pozo blanco, sin cielo azul y plácido… Y se quedarán los pájaros cantando.

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