lunes, 7 de marzo de 2011

Un amigo pero ¿amigos?

Hace un par de semanas escuché en Misa una lectura del libro del Eclesiástico que ya conocía pero que me ha golpeado especialmente estos días. Refleja un tema recurrente en el blog: la amistad, ya he recogido en este foro que numerosos filósofos comparten la tesis de que en esta vida se puede tener un amigo, dos y raramente se llega a los tres amigos. La gente que niega esto no sabe que tiene conocidos o relaciones fluidas pero no verdaderas amistades.
La pregunta que queda abierta es si puede haber verdadera amistad entre un hombre y una mujer, gran dilema porque el límite que separa la frontera del amor de amistad con el amor de noviazgo raramente se vislumbra a tiempo.
Lectura del libro del Eclesiástico (Sirácide) (6, 5-17) Las palabras amistosas multiplican el número de amigos, los labios amables aumentan los saludos. Es bueno que te saluden muchos; pero que uno solo entre mil sea tu amigo íntimo. Cuando hagas una nueva amistad, vete con tiento; no te le confíes tan fácilmente, pues hay amigos que lo son por conveniencia y no son fieles en el día de la desgracia. Hay amigos que se vuelven enemigos y descubren con afrenta los motivos del pleito. Hay amigos que te acompañan a comer, pero nunca se aparecen en la hora de las penas: cuando te va bien, están contigo, cuando te va mal, huyen de ti; si te ocurre una desgracia, cambian de actitud y se esconden de tu vista. Aléjate de tus enemigos y sé precavido con tus amigos. El amigo fiel es un refugio que da seguridad; el que lo encuentra, ha encontrado un tesoro. El amigo fiel no tiene precio: ningún dinero ajusta para comprarlo. El amigo fiel es un tónico de vida. Los que aman al Señor lo encontrarán; el que teme al Señor sabe ser fiel amigo y hace a sus amigos como él.

1 comentario:

  1. Así es, antes me hubiera gustado tener mil amigos, hoy me doy cuenta que sólo unos pocos valen realmente la pena.

    Saludos

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