"No lo entiendo" volvió a reprocharse, "no entiendo por qué ha tenido que pasar".
Su madre, con la pacífica parsimonia brindada por la experiencia le aconsejaba tiempo, mucho tiempo: "hay situaciones, circunstancias que sólo el paso de los años te hará entender".
Aquella noche leyendo a un poeta amateur encontró cierto consuelo:
"El tiempo perdido se busca a sí mismo
para dar nuevas oportunidades, alegrías,
en definitiva para cambiarse el apellido.
Tiempo ganado".
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