
Una buena forma de comprobar nuestro buen caminar resida en el número de sentimientos contrarios que despertamos. Me explico: no deja de ser curioso que la murmuración nazca ante el mar de la honradez, las celotipias ante la rectitud y la ira ante la quietud interior. Numerosas veces el buen hacer genera sentimientos antitéticos en los que nos rodean. Al menos paradigmático.
Pero con el tiempo, tambien generas sentimientos positivos.
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