Lo tomo de un sorprendente blog ("perder el miedo a equivocarse"):
Sólo si se descubre la relación profunda y vital que hay entre ley y amor, entre decisión e institución, se puede responder correctamente a esas preguntas y dar a los jóvenes un motivo convincente para «atarse» a amar para siempre y no tener miedo a hacer del amor un «deber». «Sólo cuando existe el deber de amar -apuntó el filósofo que, después de Platón, ha escrito las cosas más bellas sobre el amor, Kierkegaard-, sólo entonces el amor está garantizado para siempre contra cualquier alteración; eternamente liberado en feliz independencia; asegurado en eterna bienaventuranza contra cualquier desesperación». El sentido de estas palabras es que la persona que ama, cuanto más intensamente ama, más percibe con angustia el peligro que corre su amor. Peligro que no viene de otros, sino de ella misma. Bien sabe que es voluble, y que mañana, ¡ay!, podría cansarse y no amar más, o cambiar el objeto de su amor. Y ya que, ahora que está en la luz del amor, ve con claridad la pérdida irreparable que esto comportaría, he aquí que se previene «atándose» a amar con el vínculo del deber y anclando, de este modo, a la eternidad su acto de amor, el cual se sitúa en el tiempo.
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