Ayer volví a atisbar la grandeza de la amistad, retazos afectivos que me recordaron la mejor descripción que jamás he leído de la amistad, nos la ofrece el húngaro Sándor Maray en su popular novela El último encuentro: "(...) éramos amigos, no compañeros, compinches, ni camaradas. Éramos amigos y no hay nada en el mundo que pueda compensar una amistad. Ni siquiera una pasión devoradora puede brindar tanta satisfacción como una amistad silenciosa y discreta, para los que tienen la suerte de haber sido tocados por esa fuerza".
Mi Padre lo poda…
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En un día soleado, mientras deambulaba por los jardines renacentistas de
Florencia, el gran Miguel Ángel se detuvo en seco. Su mirada se fijó en un
bloque ...
Hace 4 horas
Muy bueno el libro. Seguro que encuentras varias citas más que te gustan. Dá mucho de si.
ResponderEliminarGuau.
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